El Salvador es uno de los países del mundo que tiene la fortuna de contar en su territorio con un tesoro invaluable: los manglares. Estos bosques que se ubican en las zonas costeras tropicales y subtropicales son esenciales para la biodiversidad del planeta y entre sus canales de agua y mangle es común observar gran cantidad de aves así como reptiles y anfibios.
Declarado como Humedal de Importancia Internacional el 23 de julio de 2014 por la Convención Ramsar, la Barra de Santiago es el complejo de manglares más grande de la región del Pacífico Norte y constituye el refugio más importante de vida silvestre de caimanes, cocodrilos y otros reptiles como las tortugas marinas que anidan en esas playas.
Tomar una lancha y recorrer parte de las 10 mil hectáreas del manglar te permitirá disfrutar, en un par de horas, de un paisaje único, mientras esperas que emerja algún cocodrilo o caimán de sus aguas y observas entre las ramas de mangle aves nacionales como las loras en peligro de extinción.
El Salvador tiene actualmente 8 sitios Ramsar designados como Humedales de Importancia Internacional, con una superficie de 228,719 hectáreas. Entre ellos destacan la Bahía de Jiquilisco, el manglar más grande de Centroamérica situado en el oriente del país, y el arrecife de corales de Los Cóbanos, que se encuentra a tan solo unos pocos kilómetros de la Barra de Santiago.
Tres datos importantes sobre los manglares
– Los manglares son un pulmón fundamental para el planeta porque pueden capturar hasta cinco veces más carbono que otros bosques tropicales.
– Actúan como una forma de defensa costera natural contra marejadas, tsunamis, el aumento del nivel del mar y la erosión.
– Los bosques de mangles son vitales para muchas especies y para las comunidades de las costas.